lunes, 11 de abril de 2011

Teorías desde el fordismo al “individualismo”

La era del postfordismo comienza a gestarse luego de la crisis de los años setenta, momento en que el sistema de capitales y las leyes del mercado cedieran en un quiebre que se origina desde las bases teniendo dentro de sus dos grandes características la ruptura del sindicalismo como ente político y proactivo dentro de la sociedad, segmento que fue por lo demás el cimiento de las organizaciones sociales que reunían en ese entonces a obreros que luchaban por las condiciones de trabajo, las leyes laborales, y el reconocimiento como seres elementales de la sociedad por su condición de productores.

Bajo ese contexto, es prudente considerar el que en momento de desarrollo involutivo que presentaba el modelo fordista se recreo una evolución del mismo, un cambio desde las entrañas de este, funcionando casi como las leyes físicas de la materia considerando el que nada se destruye, se transforma, y es así como se da paso a dos nuevas corrientes de modelos económicas que son consideradas “los frutos” de fordismo, y las bases del sistema capital de nuestros días. El Neofordismo por una parte ha sido considerado como el “fordismo soft”, y centra su desarrollo según la lógica de “producción personalizada en masa”, por otra parte el postfordismo aplica el concepto de “producción de calidad diversificada”. Tal como suenan similares, ambas apuntan a un mismo fin, pero claro, por diferentes medios: adaptarse a la sociedad que no absorbe todo lo que el sistema produce (M. Revelli), si no también a una sociedad que cada vez se pone más exigente con los productos que consume, tendencia dirigida principalmente por comenzar a cubrir ahora deseos y satisfacciones, ya no solo las necesidades básicas que el ser humano considera como techo, comida y abrigo, e incluso tratándose de dichas necesidades se pide la originalidad, exclusividad, y cada vez una mejor calidad de los productos.

Esta realidad ha sido plasmada en la Pirámide de Necesidades de A. Maslow, en donde se jerarquiza con respecto a las necesidades de las personas avanzando desde las básicas de sobrevivencia hasta aquellos “caprichos” que satisfacen según su propia definición la “afiliación”, el “reconocimiento” y la “autorrealización”.

Bajo esta lógica se aplica la conceptualización de la competitividad laboral que se ejerce hoy en día por el hecho de querer tener un mejor vivir en relación a estas nuevas necesidades que hace latente el mercado capital a través de la globalización, haciendo uso de la publicidad que tiende a sugestionar al consumidor logrando inculcar en el inconsciente colectivo el “más es mejor”, realidad que hoy nos tiene sumergidos en un mundo donde tan solo se le da importancia a las metas personales y se hace lo que este al alcance de la mano para lograrlo, motivos por los cuales se posterga a la familia y la planificación de la propia, incrementa el nivel de endeudamiento de las personas, se pierden características sociales y culturales pertenecientes a la idiosincrasia de los pueblos, y se sigue corriendo tras la zanahoria colgante frente a nuestras narices, que claro esta, para muchos será inalcanzable.

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